Esta
experiencia o vivencia, como queramos llamarla, ocurrió hace un par de años,
cuando en la asignatura de “Didáctica de la educación plástica”
impartida por Adoración Sánchez Ayala, que nos propuso hacer un museo del color. Un museo creado
por nosotros/as mismos y un museo peculiar diferente al tipo de museo que
estamos acostumbrados. Ilusionados, aceptamos la propuesta a sabiendas que esto
requeriría mucho tiempo y trabajo, tanto de forma personal e individual como
una implicación de forma grupal.
A continuación describiremos brevemente como organizamos la práctica:
En
clase, nos dividimos en grupos y a cada uno de estos, se les asigno un color.
Cuando cada uno de los grupos sabía que color debía trabajar “nos pusimos manos
a la obra”. Cada grupo debía crear actividades para llevarlas a cabo durante el
museo. Además, debíamos crear el decorado de nuestros stand que estuviesen
relacionados con las actividades planteadas para nuestro color asignado y estas
tenían que tener un enfoque globalizador.
Una
de las características de este Museo del color era que entre todos los grupos,
decoramos tanto el recinto donde realizábamos la actividad como el camino para
llegar al lugar y dado que el museo estaba enfocado para niños y niñas
pequeños, consideremos todos los grupos, que debía hacerse algo llamativo y
divertido.
Para que podáis comprender con más facilidad la idea que estamos compartiendo, os adjuntamos un vídeo de esta actividad en el 2010. Esta fue un año antes que la nuestra, pero en si es la misma actividad.
Si te ha gustado la idea y quieres buscar más información sobre esta actividad, te dejamos el enlace de la profesora que ha creado esta actividad.
